miércoles, 7 de marzo de 2012

Justificación y advertencia

De niño me provocaba mucha risa cuando luego de repetir una palabra muchas veces, de algún modo en mi mente se "divorciaba" de sus significado. Hoy ya no me parece tan risible. Las palabras, como cualquier arma, sirve para liberar u oprimir, y en un mundo donde existen poderes que pretenden la hegemonía por todos los medios (en amplia acepción del término), vemos cómo esgrimiendo las palabras "democracia", "libertad", "paz", "terrorismo", "mercados", "estabilidad", etc., se pretende dominar a la gente al intentar crear respuestas más o menos pavlovianas, lo que de hecho logran en gran manera. La creación de clichés es tan exitosa en el marketing propiamente mercantil como en el ideológico y político, y por supuesto mucho más peligrosa. Recordemos el infame y muy reciente evento de la invasión ilegal de EE.UU. contra Irak, murieron producto del bloqueo, las "sanciones" y la invasión y pillaje propiamente dichas (que llamarlo "guerra" sería como decir que cuando un cazador apunta con un rifle de alto poder y mira telescópica a un venado es también una "guerra") más de un millón de civiles según un famoso artículo de la revista "The Lancet", esa matanza fue cínicamente ejecutada en nombre de la "libertad" y "bienestar" de los masacrados. Por ello considero más que justificado abrir este pequeño frente contra el condicionamiento pavloviano a obedecer a esos clichés, para intentar desconectar los cabes que van en nuestras mentes desde ese "botón" que se activa cuando se escucha determinada frase hasta la reacción trópica de empatía - antipatía según el caso. Por supuesto, como no somos un papel en blanco, esto lo haré desde mis propios condicionamientos, tratando de no desconocerlos al momento de tratar el tema. Yo creo que hay, y perece que existen muchos elementos para probarlo, una inmensa campaña de "borreguización" del género humano que se ha acentuado exponencialmente con la extensión brutal de las llamadas "tecnologías de la información", tendiente a controlarnos y a que sigamos apoyando un modelo de "desarrollo" que está demostrando ser social, económica y ecológicamente insostenible, y por tanto éticamente inaceptable. Las recientes manifestaciones de "indignados", "occupy", "1%", etc., son un síntoma de que la enfermedad existe, la enfermedad de la codicia, del supremacismo; pero también de que dentro de mucha gente está la cura: el rechazo a esa idea de "modelo" significa que existe la reserva moral en la mayoría de nosotros para denunciar y, si actuamos correctamente, desmontar ese modelo que amenaza la dignidad y supervivencia del género Humano, así como la viabilidad de la vida sobre el planeta. Desde esa perspectiva intento abordar entonces el tema de cómo las palabras, a través de la manipulación y el cliché, se convierten en armas de dominación masiva, en jaulas para encerrarnos tras etiquetas, para evadir todo cuestionamiento, para provocar reacciones en vez de pensamientos, tropismos en lugar de ideas. Inspiración innegable para iniciar este blog es el justificadamente famoso "Diccionario del Diablo" de Ambrose Bierce, temprana y obligada referencia a este tema del uso de las palabras para la dominación. Los comentarios, en general, serán bienvenidos, excepto los que considere insultantes o fuera de contexto, así como aportes y sugerencias sobre términos o ideas que en vista de mis propios condicionamientos no pueda ver. Gracias por leer.